Al acercarnos a la finca por una empinada pendiente, rodeados de cafetos, empezamos a sentir el dulce aroma de café e ingresamos a la historia de Miguel.

Este humilde agricultor, nos hace una cálida bienvenida con un dulce café y amablemente nos empieza a contar la historia de sus padres campesinos, y como decidió emprender su viaje a la ciudad de Bogotá donde trabajaría la mayor parte de su vida, encontraría al amor de su vida con quien criaria a sus hijos.

Ahora después de su retiro vuelve a las tierras donde nació, a recordar la magia de cultivar y busca entregarte no solo un café sino una tradición y un arduo trabajo plasmado en esta bebida que te dará una experiencia única.